

Finalmente nos fuimos para el Siula, era inevitable para los que habíamos visto la peli de TOCANDO EL VACÍO, no ir pensando todo el rato en la odisea que debió vivir Joe Simpson en su descenso, yo no me había leído el libro, pero si que había visto la peli hacia ya unos años, como la rodaron aquí, muchos sitios me sonaban.
También me acordaba de Oriol y Corominas, se tuvieron que pegar unos buenos pateos para subir todo el material necesario, para abrir su ruta en el Siula Chico, que este año era casi todo roca. La aproximación es larga, el primer día tardamos seis pesadas horas en montar la tienda en el glaciar, no aún en la base de la pared.

Al día siguiente, acabamos de aproximar. Por la noche empezamos a escalar, yo iba con Martín y detrás iban Dani y Alex. Teníamos la idea de intentar abrir una linea que habíamos visto, y Dani y Alex iban a la vía del Simpson.

Al día siguiente, acabamos de aproximar. Por la noche empezamos a escalar, yo iba con Martín y detrás iban Dani y Alex. Teníamos la idea de intentar abrir una linea que habíamos visto, y Dani y Alex iban a la vía del Simpson.
A las pocas horas de empezar a escalar se levantó un vendaval de aire que nos mando para abajo tiritando de frió. Ya en el saco, la tienda parecía que iba a salir volando de un momento a otro, dormimos algo con las paredes de la tienda pegada en la cara.

Martín y Alex habían tenido suficiente con el intento y deciden irse para el Base. Yo dudé, en ese momento me hubiese ido con ellos, estaba cansado.
Miraba la pared y no me inspiraba mucha confianza: no sabíamos si podríamos pasar por algunos sitios, el vivac, teníamos que bajarnos por la misma vía y muchas mas excusas, sobretodo el fuerte viento que no paraba y la pared que se veía imponente.
Dani, como siempre, solo veía ventajas, me convenció para que esperásemos, a ver si mejoraba el tiempo, además Simón y Mikel en principio subían ese día.
Por la tarde cuando ya no los esperábamos y nos preparábamos para volver a escalar en cuanto desapareciera el sol, apareció Simón y Mikel. Dos frases me bastaron para recuperar el optimismo y la seguridad que hace falta para escalar una pared de este tipo:
"Mañana para el viento y hay un buen vivac". De todas formas cambiamos la idea de abrir, por la de repetir la vía del Simpson y la de subir y bajar en el día, por la de llevarnos saco y aprovecharnos del vivac.
"Mañana para el viento y hay un buen vivac". De todas formas cambiamos la idea de abrir, por la de repetir la vía del Simpson y la de subir y bajar en el día, por la de llevarnos saco y aprovecharnos del vivac.
Nos levantamos cerca de medianoche y nos volvimos a acostar, las rachas de viento habían aumentado, cagoen.... las 2:00:
-Silver ha parado el viento.
-Ya lo oigo....Vamos?
-No se, quizás deberíamos subir con Mikel y Simón mañana, entre los cuatro da mas confianza....
-No se como quieras, pero nos estamos quedando sin comida ni días y estoy hasta los huevos de no hacer nada.
-Mañana podemos no comer como hicimos en el Ghost Colley
-Si....esta bien ahora se esta a gusto en el saco....
A los 5 minutos:
-Dani no puedo dormir, vamos a escalar de una puta vez.

Cruzamos la rimaya hacia las 3:30, escalamos por terreno conocido del otro intento. El problema de este año es que al estar tan seco, nuestra trayectoria no podía ser recta, era muy sinuosa. Tuvimos que evitar dos franjas rocosas, primero desviándose mucho a la derecha y luego recuperando esa distancia y un poco hacia la izquierda. Al amanecer llevábamos bastantes largos pero no habíamos ganado tanta altura.

Así llegamos al "nevero" que este año era una plancha de hielo duro a 55º-60º, perfecto para dejarte los gemelos echos polvo. Aquí tiramos al ensamble.

Dos largos verticales, nos dejaron en un corredor que daba a la cueva, pero interrumpido por un muro a 90º que aquí a cinco mil y pico y con la mochila me lo tuve que mirar mas. Aunque íbamos bien, el sol empezaba a colarse en algunos puntos de la pared, y algunos trozos de hielo y rocas comenzaban a oírse caer. Mirando hacia arriba, veías apuntando hacia ti demasiadas estalactitas, para estar debajo cuando les diera el sol.

Cerca de la 14:00 el Dani llegó al pie de la cueva con el sol pisándonos los talones, pero no podía entrar, la cosa se puso tensa, quedarse a descubierto era peligroso y no apetecía esperar a que anocheciera de pie, sin poder descansar ni cocinar. Tras casi una hora consiguió colarse por la izquierda por un agujero y efectivamente Simón tenía razón era un vivac cinco estrellas, para tumbarse comodamente y todo, justo a tiempo.

La cueva nos dio mucha moral era segura y nos cubriría las espaldas en la bajada.
No tuvimos ni que fundir nieve, los carámbanos no paran de gotear agua. El sol nos iluminó hasta última hora y dejo en el ambiente un color impresionante. Comimos poco, reservamos algo de comida, conseguimos dormir algo, entre pensamientos que volaban al descenso.

Salimos muy temprano, desayunamos uno de los largos mas difíciles de la vía, hielo fino y mixto, así llegamos al gran corredor que nos llevaría hasta la salida de la vía. En el corredor la pendiente media sería de unos 65º-70º max, con zonas de buen hielo, que nos daba seguridad para equipar la bajada.
Con el final del corredor ya a la vista, amaneció, a ratos escalábamos con el plumas puesto, hacía frío. Íbamos muy bien de tiempo eran las ocho de la mañana y ya habíamos pasado los 6000 mts y las mayores dificultades técnicas, nos quedaba poco, de 200 a 250 mts y todo el día por delante. La vía tiene 1000 mts de desnivel, pero de recorrido ya los habíamos superado.

Un hongo de nieve nos cerro el paso, el Dani consiguió escalarlo y pasar al otro lado, pasó a la cara sur, ya no lo veía, se volvió a asomar y me dijo que no podía ser por ahí, que la nieve esta fatal. Dani era capaz de reírse en cualquier situación, pero me lo dijo tan serio, que no dudé. Rapeló hasta mi.
Hacía la izquierda salía un corredor, tras hacer largo y medio llegué a una zona de hongos de nieve azúcar sin consistencia, que me impedían ver ninguna salida a cima, pese a que no estaba lejos, ahora sabíamos que no era por allí, habíamos ido a parar una arista, terrorífica por cierto, que llevaba a la cima, estábamos a 6160 mts, 90 mts por debajo de la cima.
Rapelamos hasta el punto anterior, esta vez pasé yo al otro lado, vi claro que era por allí, se veía la cima mas arriba y los tubos de nieve que bajaban de ella. Llegué hasta uno de ellos, ese pequeño tramo en diagonal descendente, ya me costó mucho, todo se deshacía debajo de los pies, y los piolets no se sujetaban en la nieve. El tubo no era muy vertical, pero era incapaz de ascender, subía un poco y me deslizaba para abajo.
Al cambiar de orientación (sur), el hielo daba paso a la nieve azúcar. No es que hubiera mucha nieve, me esperaba tener que abrir una trinchera al llegar allí, como explicaba Simpsón, en la película, pero no era el caso, tal vez por eso no conseguía hacer un escalón que me aguantara. Mirando lo que quedaba no se veía que las condiciones fueran a mejorar, y tampoco sabía como íbamos a montar los rápeles para bajarnos de allí.
Probé de meter una estaca y la saqué con un suave tirón, destrepar los dos por allí me parecía muy arriesgado, tal vez, haciendo unas setas o abandonando alguna mochila....quizá nos faltaba experiencia en ese tipo de nieve azúcar o simplemente me faltaron huevos, el caso es que lo vi muy comprometido, si podíamos seguir hacia arriba quizá no podríamos bajar por allí y la bajada por la famosa arista no entraba en nuestros planes, entre otras cosas, por que teníamos la comida y los sacos en la cueva. Tomamos consciencia de todo eso y de donde estábamos y decidimos bajarnos.
En esas situaciones no me cuesta abandonar, aunque sea una apertura, una primera o la cima se llame Siula, me da igual. No me gusta dejar "mas de lo necesario" al azar y menos en un lugar como aquel. Para mi el azar en el alpinismo, es como montar en moto, puedes conducir seguro y tranquilo, pero no solo dependes de ti, también estas expuesto al trafico, la carretera, un conductor borracho etc...variables que aquí se dan en forma del tiempo, condiciones, seracs o cornisas..... Le grité al Dani que me tensara para ayudarme a subir, y rapelé hasta el.

La salida de la vía
Seguramente infravaloramos este último tramo, pero tampoco nos quedaban mas días, jugamos nuestras cartas, lo mejor que supimos. Al principio nos dio rabia tener que bajarnos tan cerca de la cima, con todo lo que nos había costado llegar hasta allí. Pero se nos paso rápido, había sido un muy buen pegue, estábamos contentos. Escalamos largos preciosos en un ambiente único, difíciles de ver en otros sitios, a pesar de las prisas por el sol, disfrutamos todo lo que te deja disfrutar una escalada de este tipo. Esos dos días, Dani y yo conectamos muy bien, y para mi eso es, casi lo mas importante en una escalada. Pero sin saberlo iba a ser nuestra última escalada juntos.
Se me hace muy duro pensar en eso ahora y todavía me cuesta creerlo. Pienso en si se confió demasiado o simplemente no lo vio venir. En esos veinte días, vimos de lejos cornisas terroríficas que solo se pueden formar en este lugar y aunque no vimos caer ninguna, las teníamos muy en cuenta. Hablamos mucho sobre ellas y sobre su comportamiento, e incluso abandonamos varias veces por no meternos debajo de alguna, por eso me cuesta entenderlo.
Eran las 11:00 cuando empezamos a rapelar, a las dos estábamos de nuevo en la cueva ya con Simón y Mikel que habían llegado, tras enseñarles el vídeo de las condiciones del tubo, también lo tuvieron claro. Hasta aquí habíamos bajado montando todos los rapeles de abalakov, una estaca y destrepando un tramo de travesía.

Destrepando de vuelta la cueva, todavía a la sombra
Como estaba nublado y todo parecía estar en calma, decidimos rapelar en vez de pasar otra noche en la cueva, fue una estupidez, en mitad del descenso se despejó y empezaron a caer trozos de hielo, el descenso fue largo, a parte de tener que rapelar cuatro, íbamos todo rato en tensión por si nos caía algo, las reuniones las montábamos debajo de rocas y en los rápeles bajábamos a toda ostia, ni que decir que la pantalla del casco me vino de perlas. No es que estuviera cayendo todo el rato piedras grandes solo cayeron dos, cerca, pero fue suficiente para acojonarnos, la lluvia de trozos de hielo pequeño no paró hasta que se fue el sol, no se cuantos rápeles nos llevó bajar, pero fueron muchos alrededor de quince.