Escalar en la Patagónia, es como una relación amor-odio. Cuando el mal tiempo persiste y no te deja acercarte a la montaña,y los días de tu viaje pasan esperando esa ansiada ventana de buen tiempo, en lo primero que piensas es en marcharte a otra zona donde la meteo no sea tan mala y en el próximo viaje, visitar algún sitio donde siempre haga sol, pero después, con un poco de suerte puedes escalar un día y te quedas con la boca abierta acumulando paciencia hasta la siguiente ventana olvidando todo lo demás.
Lo mismo ocurre cuando estas de vuelta de alguna actividad o algún porteo, cansado y con hambre, y todavía te queda la mitad de la caminata, piensas: en el próximo viaje a un lugar mas cómodo sin tantos pateos.
Amanece sobre el Torre.
Pero luego llegas al pueblo te comes unas cuantas empanadas y unos cuantos alfajores... y automáticamente se te olvidan la mitad de los males de espalda y de piernas, la otra mitad desaparecen con una ducha y poder dormir una noche en cama.
Dos puntitos abajo a la izquierda.
Lo del tiempo es mas complicado, dicen que estos últimos años el tiempo aquí se está volviendo mas benévolo, puede ser.
También los partes meteorológicos son mas fiables, aunque mi experiencia ha sido que grandiosas ventanas de 1020 hp, se han convertido en un solo día algo menos ventoso y eso cambiando el parte radicalmente cada tres horas.
Paso clave de la vía.
Creo que hay días que eligiendo orientaciones adecuadas, se puede arañar algún día de escalada, a riesgo de pegarte el correspondiente pateo para nada y tener que volverte sin poder escalar. Son días que los autóctonos del pueblo o los guias ni se plantea en hacer actividad, pero los que venimos con los días contados nos arriesgamos esperando que el parte no sea tan malo.
En uno de estos días pudimos escalar en El Mocho, cobijados del viento del Oeste, debajo de la imponente cara Este del Cerro Torre.
Nos recomendaron el Diedro Salvaterra como mejor vía de la pared y para allá nos fuimos los cinco todo el equipo al completo, esta vez con el "Bardisa" también.
Aproximamos hasta Niponinos siempre con el Cerro Torre de espectacular fondo, aproximación larga y mas cuando no te la conoces, unas siete horas.
Al día siguiente, desde Niponinos hasta el pie de vía tardaríamos otras dos horas bien buenas. Para llegar al pie de vía cruzamos, el glaciar por la parte de abajo por delante de los seracs, un sitio muy feo por donde mejor no pasar con calor, la parte de arriba del glaciar estaba impracticable, en estas fechas.
Una vez atravesado el glaciar, por la izquierda del todo hay que ir trepando entre pequeños seracs hasta alcanzar el pie del diedro. Una vez aquí solo nos queda ponernos los gatos y disfrutar de la escalada.
Al estar al lado del Cerro Torre esta pared engaña y parece pequeña, pero será de grande como una pared de Catalunya de Montrebei.
El Condor el señor de los cielos.
La mitad de la vía transcurre por un diedro muy marcado y a la sombra, el ultimo largo del diedro es el mas difícil de la vía, será como 6C. Después ya al sol por terreno menos definido se llega a la cima tras cuatro largos mas. Las vistas desde la cima son espectaculares, como en toda la vía estamos debajo del Torre y hacia el otro lado tenemos el Fitz Roy con todos sus "satélites", que ya quisiéramos alguno así en el Pirineo.
En la cima del Mocho.
Rapelamos por la misma vía, y nos volvimos a dormir a Niponinos. Durante el día la meteo nos ha respetado, pero por la noche dormimos hasta que se nos pone a llover, el Bardi que estaba fuera de la funda de vivac no se entera hasta que tiene el saco de plumas bien empapado, la pluma mojada no sirve de nada, así que entre temblores se mete dentro de la funda de vivac doble conmigo,
mojandome a mi también, hasta aquí llega nuestro descanso. Esperamos hasta el amanecer entre tiritones, para levantarnos y marchar al pueblo, otra vez sin desayuno ni comida. Excepto Ino, no somos muy buenos haciendo cálculos con la comida.
mojandome a mi también, hasta aquí llega nuestro descanso. Esperamos hasta el amanecer entre tiritones, para levantarnos y marchar al pueblo, otra vez sin desayuno ni comida. Excepto Ino, no somos muy buenos haciendo cálculos con la comida.
Rapelando hacia el caos de grietas.